Carta de agradecimiento por la visita a Kerbala

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Todos aquellos que viajan a Karbala por primera vez reciben una gran impresión difícil de expresar con palabras. Son mucho los factores que provocan en el alma del viajero una fascinación que probablemente perdure durante toda su vida. El ambiente de paz que se vive en la ciudad-curiosamente en uno de los países más castigados por la guerra en los últimos años- es lo primero que cautiva a aquellos que se acercan al mausoleo del Imam Husein (P), en esa explanada donde se vivió uno de los episodios más extraordinarios y dolorosos del Islam. 

La afluencia de gentes procedentes de todos los rincones del mundo, incluso de todas las creencias y escuelas jurídicas del Islam, llaman la atención en un atmósfera subyugante.

A continuación reproducimos la carta de un acompañante que tuvimos el honor de recibir en esta enorme confluencia humana. Creemos interesante mostrar este testimonio para ayudar a entender el valor de Karbala en el mundo actual: 

«Con las siguientes líneas sólo aspiro a mostrar públicamente mi más profundo agradecimiento a la Fundación Alulbeyt, a todo su personal y muy especialmente a su presidente, el doctor Musa por la invitación a Kerbala y el extraordinario trato recibido.

Intentar condensar en unas pocas líneas todas las impresiones y las vivencias acumuladas durante esos días no es tarea fácil, pero tampoco quiero extenderme en exceso y hacer un relato tedioso que desvíe la atención del principal aspecto que quiero destacar, y ese no es otro que la profunda sorpresa que me provocó el conocimiento de esos lugares.

Acepté de muy buen grado la generosa invitación de la fundación Alulbeyt para asistir a un congreso en la ciudad de Kerbala. No tenía muy claro el tema del congreso ni el programa de mismo pero me pareció una oportunidad única para conocer esas tierras, cuna de la civilización, y aumentar mis conocimientos sobre el shiísmo. Lo que un principio parecía una ocasión excepcional para cumplir estos objetivos, pronto quedó superada con creces por la experiencia vivida.

Lo que encontré a mi llegada no tenía nada que ver con la idea preconcebida que me había formado, a través de los medios de comunicación. Pensaba que iba a un país en guerra, una guerra que protagoniza el discurso de los informativos y a la que suponía presente en cualquier momento y lugar. También pensaba que las consecuencias de esa guerra serían claramente visibles no sólo a nivel material , si no también a nivel humano. Pero la realidad vivida se encargó de desmontar estas ideas. Evidentemente los años de guerra pesan y mucho en el país, no sólo por lo que se destruyó si no por lo que se dejó de construir, pues la prioridad de un gobierno en guerra es ganar la contienda, dejando de lado otras necesidades, a buen seguro demandadas por los ciudadanos.

Ciertamente, la situación de conflicto está presente a través de las innumerables medidas de seguridad visibles desde el aeropuerto hasta las calles de Kerbala, controles de carretera y registros calle por calle dan idea de la situación del país pero transmitiendo tranquilidad, el frente está distante de esta ciudad y el ambiente que se respira es de seguridad en las calles de Kerbala, no se escuchaban ni tiroteos ni explosiones, tan sólo el bullicio de unas calles llenas de gente que iban de un lado a otro con su quehacer diario, la vida continuaba, vendedores, comerciantes, trabajadores, estudiantes, todos seguían con su rutina diaria sin modificarla, pues no había una situación de excepción que obligara a hacerlo, con lo que la idea de viajar a un país en el que la guerra era la protagonista, perdía fuerza.

Pero de todas formas lo más llamativo no era la conservación de lo edificios o las infraestructuras, lo más destacable era la actitud de la gente de Kerbala. La población de esta ciudad desmentía con su actitud que estuvieran viviendo en un país en guerra, la ilusión con la que hablaban de su país, las esperanzas puestas en el futuro, su actitud ante la vida y sobre todo la amabilidad con la que nos trataron, transmitían la idea de que la guerra era más un asunto lejano que una realidad cotidiana.

Realmente, este último aspecto, la extrema generosidad con la que fuimos tratados merece que nos detengamos a comentarla. Jamás había sido tratado de una manera tan exquisita, la organización de todo el evento fue perfecta, pero el trato que nos dispensaron los organizadores, excede las palabras, allá por dónde fuéramos nos dispensaban el mejor de los tratos posibles, siempre buenos gestos, palabras amables, ofrecimiento de té, regalos, comida abundante y sobre todo una calidad humana excepcional.

Por todo ello quiero agradecer a todas las personas que formaron parte de la organización, o que pusieron su trabajo para el desarrollo de este congreso todo su esfuerzo, para que todo saliera tan bien y por hacernos sentir tan cómodos. Pero este agradecimiento quedaría incompleto si no fuera también extensivo al pueblo de Kerbala, a todas esas personas anónimas con las que nos cruzábamos a diario y formaban parte del espíritu de Kerbala, siempre tan respetuosos, tan correctos en el trato con unos desconocidos cómo nosotros, y especialmente tan orgullosos de su ciudad y sus tradiciones.

Quizá esto haya sido lo más revelador del viaje, personalmente conocía un poco de la historia del Imam Husein (A.S) pero desconocía que su figura estuviera de una forma tan presente, tan viva en los corazones de los creyentes de Kerbala, no es sino después de este viaje cuando comienzo a entender, verdaderamente la importancia del Imam Husein (A.S) en todo su conjunto.

En cada esquina de cada calle su figura estaba presente, pero no como una figura del pasado a la que se menciona para no olvidar, no, no era eso, si no que en realidad era como un ejemplo de ética y decencia para la sociedad actual. Así pues el ejemplo del Imam Husein (A.S) transciende las limitaciones geográficas o religiosas y hace que su figura sea válida para cualquier persona, independientemente de su religión , o de su lugar de nacimiento, que viva bajo un gobierno tiránico o que sufra la explotación, en cualquiera de sus formas, en sus propios huesos tiene en el Imam Husein (A.S) un ejemplo de dignidad y esperanza.

En esos días en Kerbala vi gente de todo tipo de razas y procedencias , unidos por un mismo sentimiento, mostrar su respeto por el señor de los mártires. Me impactó enormemente ver escenas de una profunda emoción, ciudadanos normales llenos de un sentimiento que incluso les provocaban lágrimas cuando estaban frente a los santuarios de Kerbala.

Por todo ello, tanto por lo vivido, por el trato y por el viaje en si, sólo puedo puedo mostrar el más sincero de los agradecimientos a la fundación Alulbeyt y a todas las personas que lo hicieron posible».

Muchas gracias

 

 

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