Comportamiento del Profeta (PyB) con los Niños y Jóvenes

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¿Por dónde comenzamos para educar al niño?

A fin de que la enseñanza y la educación sean beneficiosas, se debe comenzar mucho antes de lo que generalmente hoy se piensa, es decir, desde las semanas posteriores al nacimiento. En primer lugar se debe prestar atención únicamente a las cuestiones fisiológicas, y después del primer año a las cuestiones psicológicas.

Un punto digno de considerar es que el valor del tiempo no es el mismo para el niño, puesto que el período de un día a la edad de un año es, por mucho, más largo de lo que lo es a la edad de treinta años, y quizás capte seis veces más los sucesos fisiológicos y psicológicos. Por lo tanto, no se debe dejar pasar este período tan significativo de la infancia sin ser aprovechado. Es muy probable que a lo largo de los primeros seis años de vida sea más determinante el resultado de observar pautas y normativas de vida.

Es por ello que Hadrat ‘Alî (a.s.) dijo:

« مَنْ لَمْ يَتَعَلَّمْ في الصِّغَرِ لَمْ يَتَقَدَّمْ في الكِبَرِ ».

“Quien no aprende durante la infancia no puede prosperar en la adultez.”

Por lo tanto, el período de la infancia es la mejor época para aprender el modo y método correcto de vida, puesto que el poder de imitación, recepción y aprendizaje del niño es poderosísimo. En este período de su vida el niño graba en su interior todos los movimientos, palabras y comportamientos de quienes lo rodean con toda precisión, cual una película fotográfica.

Es por ello que al mismo tiempo que el cuerpo del niño se desarrolla y perfecciona, se debe orientar su psiquis de forma correcta para que las cualidades elogiables se dispongan en su ser, puesto que es muy difícil modificar las conductas morales de los niños que no han sido educados con un método adecuado.

Las personas más felices y afortunadas son aquéllas que desde el principio crecieron con una educación correcta y sana, y los atributos exaltados y valiosos se les han fijado en cuerpo y alma.

Algunos psicólogos consideran al niño como un arbusto pequeño cuyo estado pueden cambiar fácilmente los jardineros mediante programas correctos. Pero es muy difícil corregir a quienes, al igual que un árbol añoso, se acostumbraron a una formación baja e indeseable, y aquel que desee cambiar el comportamiento de este tipo de personas deberá soportar muchas dificultades.

El Profeta es el modelo de la gente

Dice Dios en el Corán:

﴿ لَقَدْ كَانَ لَكُمْ فِي رَسُولِ اللَّهِ اُسْوَةٌ حَسَنَةٌ ﴾

«Realmente tenéis en el Mensajero de Dios un excelente ejemplo.»

A lo largo de la historia, el Noble Mensajero del Islam (s.a.w.) fue el más grande modelo para la humanidad, puesto que, antes de ser maestro y guía de la gente a través de su lengua, fue el mejor educador y líder a través de su conducta personal.

La personalidad del Profeta (s.a.w.) no sólo conforma un ejemplo para una época, una generación, una nación, una religión, o un lugar en particular, sino que conforma un símbolo universal y eterno para toda la gente de todos los tiempos.

Considerando y basándonos en testimonios y pruebas fiables, seguidamente analizaremos el comportamiento y métodos prácticos que el Noble Mensajero (s.a.w.) aplicaba con relación a los niños:

Brindar consideración al niño

En el mundo actual se le da mucha importancia al niño; el Estado le pone sumo cuidado a la educación de los niños y al respeto por su personalidad en la familia y sociedad, pero aún así, el mundo de hoy no otorga una atención a la educación de los niños tal como lo hacía el gran Profeta de los musulmanes.

Aún cuando a veces los gobernantes y dirigentes de los países avanzados visitan orfanatos y jardines de infantes y pasan una o dos horas con los niños, e incluso a veces los alzan y se toman fotografías y filmaciones de estas escenas, escribiéndose muchos artículos al respecto y reflejando así en la opinión pública su grado de respeto hacia los niños, a pesar de ello hasta ahora ninguna persona ha mostrado tanto afecto, ni ha amado ni abrazado a los niños de la manera que lo hizo el Noble Profeta del Islam (s.a.w.), con tanta simpleza y dulzura, en las arterias y calles. El Profeta (s.a.w.) sentía un amor especial por todos los niños, ya sean éstos sus hijos o los de los demás; es así que escribieron respecto a él:

« التَّلَطُّفُ بِالصِّبْيانِ مِنْ عادَةِ الرَّسُول ِ».

“Ser afectuoso con los niños forma parte de los comportamientos particulares del Profeta (s.a.w.).”

El resto de los líderes religiosos e Imames de la Shî‘ah continuaron esta misma práctica, y brindaban consideración a los niños. A continuación mencionaremos algunos casos:

1. Hacer preguntas al niño

Hadrat ‘Alî (a.s.) siempre formulaba preguntas relacionadas al saber a sus hijos en presencia de la gente, y en algunos casos dejaba a su cargo la respuesta a las preguntas de la gente.

Cierto día ‘Alî (a.s.) hizo algunas preguntas respecto a varios temas a sus hijos, el Imam Al-Hasan y el Imam Al-Husein (a.s.), y cada uno de ellos, con expresiones cortas, le respondieron sabiamente. En ese momento ‘Alî (a.s.) se percató de la presencia de una persona llamada Hâriz Al-A‘uar en la reunión y le dijo:

“Enseña estas palabras sabias a tus hijos, puesto que fortalecerán su intelecto, mente y pensamiento.”

Con este accionar, Hadrat ‘Alî (a.s.) respetó a sus hijos de la mejor manera, originando en su ser mayor carácter e independencia.

 

2. Buen trato

Uno de los factores fundamentales con los que se brinda consideración al niño es el buen trato y las buenas maneras para con él, lo cual explicó el Mensajero de Dios (s.a.w.) en una expresión muy breve, ordenándoles abiertamente a sus seguidores a llevarla a cabo: “Respetad a vuestros hijos y comportaos con ellos educadamente y de manera agradable.”

Por lo tanto, quienes pretendan que sus hijos tengan personalidad deben, de seguro, orientarlos con una enseñanza adecuada, evitando dirigirse a ellos con una conducta mala, desagradable y ofensiva, porque con maneras desagradables jamás podrán educar hijos dignos y con personalidad.

3. Cumplir con las promesas

Cumplir con las promesas es uno de los factores que origina confianza en el niño y que es muy efectivo en desarrollar su personalidad. Los justos Imames del Islam hicieron muchas recomendaciones respecto a los niños. Seguidamente mencionaremos algunos ejemplos:

Dijo Hadrat ‘Alî (a.s.): “No es apropiado que la persona mienta, ya sea que lo haga en serio o en broma. No es apropiado que alguien le prometa algo a su hijo y no le cumpla.”

Dijo ‘Alî (a.s.): Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.): “Si alguno de vosotros promete algo a su hijo, debe cumplirlo y no infringir su promesa.”

En las fuentes y documentaciones de hadices de la Shî‘ah se transmitieron innumerables narraciones de boca de los honorables Imames de Ahl-ul Bait (a.s.) respecto al tema del cumplimiento de las promesas por parte de los padres, pero para ser breves nos abstendremos de mencionarlas.

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