Nacimiento y Familia: «El hijo del Profeta»

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El Imam Abu Muhammad al-Hasan ibn ‘Alî Ibn Abi Taleb fue el primer hijo de:

El Imam ‘Alî, primo del Profeta y su más fiel compañero y soporte y de  Fatima az-Zahrâ’, “la mejor hija” del Profeta y la “Señora de las Mujeres de los Mundos”, según las propias palabras del Mensajero de Dios. Fue el fruto de una pareja bendita cuya unión se realizó por orden de Dios y cuyos descendientes recibieron las bendiciones excepcionales del Mensajero de Dios. En efecto, mientras que los Compañeros visitaban la casa del Profeta (a.s.s.) para pedirle la mano de su hija Fatima az-Zahrâ’, en razón de la posición sublime que ocupaba según el criterio del Mensaje, su padre rechazaba toda petición de matrimonio que se le dirigía.

Cuando el Imam ‘Alî (a.s.) supo como el Mensajero de Dios (a.s.s.) rechazaba a los pretendientes, uno tras otro, decidió pedir la mano de Fátima (a.s.). Antes de ir a ver al Profeta (a.s.s.), para comunicarle su deseo de desposar a Fátima (a.s.), el arcángel Gabriel (a.s.) había ido a visitar al Profeta (a.s.s.) para anunciarle la orden de Dios que decretaba que Fátima (a.s.) se casara con ‘Alî (a.s.). Esta orden divina había sido revelada al Profeta (a.s.s.), según al-Tabari, en estos términos: “¡Oh Muhammad!, Dios, te saluda y te anuncia lo siguiente: “He casado a tu hija Fátima con ‘Alî ibn Abi Taleb en el “mundo sublime” (al-Yabarut), cásala tú en el mundo terrestre (al-Mulk)”(5).

Cuando el Imam ‘Alî (a.s.) llamó a la puerta de Um Salama, en el que se encontraba el Profeta, éste le dio permiso para entrar y le invitó a sentarse junto a él, entonces le dijo: “Veo que vienes a pedirme algo. Dime lo que necesitas. Todo lo que me pidas será escuchado…”. Cuando el Profeta (a.s.s.) supo que ‘Alî (a.s.) había venido a pedir la mano de su hija, una expresión de felicidad se dibujó en su rostro y fue a ver a Fátima (a.s.) para ponerla al corriente de la noticia. Este acontecimiento daba comienzo a una forma de fijar un uso islámico, según el cual el matrimonio debía reposar en el consentimiento de ambas partes para fundar una familia unida por la cohesión, el amor y el acuerdo jurídico (contrato matrimonial).

El Profeta (a.s.s.) dijo a su hija: “’Alî Ibn Abi Taleb es un hombre del que conoces sus lazos de parentesco conmigo, sus buenos antecedentes y su fervor islámico. Él me ha pedido tu mano. ¿Que piensas tu?”. Una expresión de timidez afloró en su rostro. Ella guardó silencio. El Profeta (a.s.s.) miró su rostro y leyó en él un consentimiento manifiesto. El Enviado de Allah (a.s.s.) salió de allí repitiendo, desde el fondo de su corazón: “Allahu Akbar… su silencio es el signo de su consentimiento”. Tras entrar en casa de ‘Alî (a.s.), le preguntó: “¿posees algo para ofrecerlo como dote?”. Con esta pregunta, quería dejar a la Umma un dictamen jurisprudencial según el cual el hombre debe ofrecer un obsequio (dote) de matrimonio a su mujer. El Imam ‘Alî (a.s.) no poseía más que una espada, un camello y una coraza. Se lo hizo saber al Profeta (a.s.s.), el cual dijo: “En cuanto a tu espada, ella te es indispensable; por medio de ella llevas a cabo el Yihad y combates a los enemigos de Dios. Con respecto a tu camello, te sirve para llevar agua a tus palmeras, y a tu familia, y para llevar bultos durante tus viajes”. El Profeta (a.s.s.) le prohibió separarse de su espada y de su camello, sugiriéndole que vendiera su coraza, que era un regalo del Mensajero (a.s.s.), para protegerse de los golpes de sus enemigos.

El Imam ‘Alî (a.s.) ofreció al Profeta (a.s.s.) el dinero que había podido obtener de la venta de su coraza para que comprara lo que era necesario para la celebración del matrimonio. El Profeta (a.s.s.) repartió el dinero entre Bilâl, Salmân y Um Salama y les encargó hacer las compras necesarias para el acontecimiento. El Mensajero de Dios (a.s.s.) estaba deseoso de comunicar a los musulmanes el compromiso del Imam ‘Alî (a.s.) y de Fátima az-Zahrâ’ (a.s.). Invitó a algunos de sus próximos a asistir a la ceremonia de matrimonio y les dirigió estas palabras: “Alabado sea Dios, alabado por Su Bondad, obedecido por Su Poder (…). Dios me ha ordenado casar a Fátima, hija de Jadiya, con ‘Alî, hijo de Abu Taleb. Sed testigos de que la he casado contra la dote de 400 piezas de plata, si ella consiente”. Después ordenó que se sirviera un plato con dátiles e invitó a los asistentes a comerlos.

Luego, ‘Alî (a.s.) entró en casa del Profeta (a.s.s.) el cual le sonrió y dijo: “Dios me ha ordenado casar a Fátima, si tu consientes”. ‘Alî (a.s.) respondió: “¡Consiento!”. El Profeta (a.s.s.) dijo entonces: “Quedáis unidos por Dios (…) que Él os bendiga y que os haga engendrar una descendencia numerosa y buena”. (6). Cuando, un mes más tarde el Profeta (a.s.s.) supo que el Imam ‘Alî (a.s.) deseaba consumar el matrimonio y comenzar la vida conyugal, le dijo que organizara un festín para los creyentes, de la preparación de éste se encargaron las mujeres del Profeta (a.s.s.).

Después, el Mensajero de Dios (a.s.s.) ordenó a Um Salama, y a las otras mujeres, que condujeran a la desposada, en un cortejo nupcial, a la casa del Imam ‘Alî (a.s.). Un grupo de creyentes, conducidos por el Profeta (a.s.s.), se formó para manifestar su felicidad al grito de ¡Allahu Akbar!.

Las mujeres del Profeta (a.s.s.) cantaron himnos y mostraron su júbilo por la ocasión. Después de la ceremonia, el Profeta (a.s.s.) se acercó al Imam ‘Alî (a.s.) para felicitarle en estos términos: “Que Dios te bendiga por la hija del Mensajero de Dios”. Acto seguido tomó un recipiente de agua que bendijo con Palabras de Dios y pidió a ‘Alî (a.s.) y a Fátima (a.s.) que bebieran de él. El Profeta (a.s.s.) enjugó su rostro y su cabeza con algunas gotas de esa agua y se dirigió a Dios por medio de una plegaria: ¡Dios Mío, éstos son las dos personas que más amo en Tu Creación. Bendice, pues, por mí su descendencia y custodiales por medio de un guardián de Tu parte. Yo los pongo, así como a su progenie, bajo Tu protección contra Satán el réprobo.”(7).

Este matrimonio, querido por Dios y bendecido con amor y felicidad por el Profeta (a.s.s.), daría lugar, muy pronto, a un primer nacimiento que colmó de felicidad al Mensajero de Dios (a.s.s.). En efecto, el primer descendiente de la Casa del Profeta (a.s.s.) nació a mediados del bendito mes de Ramadán, en el tercer año de la Hégira, en Medina. Cuando Fátima az-Zahrâ’ (a.s.) propuso al Imam ‘Alî (a.s.) dar un nombre al niño, él le dijo que no podía anticiparse al Mensajero de Dios (a.s.s.) en esa tarea. (8).

El Imam ‘Alî (a.s.) sabía que el Profeta (a.s.s.) consideraba este primer retoño de su hija como su propio hijo y en que medida este nacimiento le tocaba el corazón. La buena noticia llegó a oídos del Profeta (a.s.s.). Exultante de felicidad, fue a casa de su hija para expresarle su gozo y felicitar a la bendita pareja. Um Salama, o Asmâ bint ‘Umays según ciertas fuentes, llevó el niño a presencia del Profeta (a.s.s.), el cual lo tomó en sus brazos, le besó y le estrechó contra su pecho. Después recitó el Adân (recitación que anuncia la Oración Ritual) en su oído derecho y la Iqâma (segunda recitación antes del comienzo de la 6 M.  en su oído izquierdo, a fin de que la voz de la Verdad fuera la primera cosa que oyeran sus oídos.

Después, dirigiéndose al Imam ‘Alî, le preguntó: – ¿Que nombre has dado a “mi” hijo? – No habría osado precederte en este asunto, respondió el Imam ‘Alî. – ¡Ni yo habría osado preceder a mi Señor¡ contestó el Profeta (a.s.s.) (9).

Este diálogo, entre el Profeta (a.s.s.) y su heredero (a.s.), no había aun terminado cuando la revelación divina llegó al Mensajero de Dios (a.s.s.) para informarle de que el Creador había llamado al niño “Hasan”. (10)

El séptimo día del nacimiento de al-Hasan, el Profeta (a.s.s.) volvió a casa de Fátima az-Zahrâ’ para completar los ritos. Degolló un cordero, de cuya carne dio un cuarto a la partera (además de un dinar) para agradecerle sus esfuerzos. Después rasuró la cabeza del niño y ofreció, como limosna, una cantidad de dinero equivalente al peso de los cabellos cortados. Después, ungió la cabeza del niño con perfume (llamado Jaluq) compuesto de azafrán (de esta manera quedaba abolida la costumbre pre-islámica de embadurnar la cabeza del recién nacido con sangre). Por último, ordenó que se le circuncidara. El resto de rituales que el Mensajero (a.s.s.) practicó con ocasión del nacimiento de su nieto, pasarían a formar parte de las Tradiciones de los Musulmanes cuando se producía un nacimiento.

(5) Muhib ud-Din at-Tabari: Thajâi’r al-Oqbâ fi Manaqib Thawil Qurbâ. pág. 32, edición 1967 

(6) M. al-Dîn al-Tabari, “Thajâ’ir al-‘Oqbâ”. op. cit. p. 30.

(7) Achi’ah Min Hayat al-Imam al-Hasan ibn ‘Alî. Dar al-Tawhid. pag 13, citanto a al-Tabari op. cit.

(8) Mohammad-Jawâd Fadlullah “Sulh al Imam al-Hasan…”. Dar al-Gadir, Beirut 1ª edición (1973) pag 14. 7 Oración Ritual)

9 “Thajâ’ir al-‘Oqbâ” at-Tabari, p. 120 op. cit. (citado por: “Achi’ah Min Hayât al-Imam al-Hasan Ibn ‘Alî”, Dâr al-Tawhid, Kuwait, 1ª ed. 1980, pag 14).

(10) “Ahl-l-Bayt – El Imam al-Hasan”, Tawfiq Abu ‘Alam, pag. 264, edic. 1970. Al-Mayâlis alSaniyyah, tomo II, Sayed Muhsin al-Amin al-‘Âmilî. El nombre al-Hasan era desconocido en el tiempo de yahiliya (época pre-islámica) y significa “el benévolo” (ver Fadhlullâh, op. cit. 14, citando “Asad al-Gabah).

Para una lectura correcta del Imam Hasan y de su Tratado de Reconciliación con Mu’âwiya

Compilado y adaptado Por ‘Abbas AHMAD AL-BOSTANI

(Traducido al español por Ahmad ‘Abd-us-Samad).

Fundación Alulbeyt

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