Significado del mes de Ramadán

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Ramadán no es meramente un tiempo, es un estado del alma. Se ha dicho y escrito infinidad de veces que éste, por ser el mes para la continencia, es el espacio de la intimidad, cuando el creyente llega a el espléndido estado de convidado de Su Señor. En la abstención, el musulmán creyente se reencuentra con la dádiva, recupera la noción de su propia indigencia y de la inmensa generosidad del Donador. Es el momento, pues, en que cada individuo se educa en la contención que recuerda su propia capacidad, su nada sin Él.

Con el ayuno, el hombre descubre que todo lo recibe graciosamente, que nada obtiene por su propio mérito y virtud. Sólo así parece recuperar el ser humano, el más veraz y sincero, su auténtica condición de criatura, limitada, incapaz, fútil y banal sin la Divina Providencia. Este excepcional tiempo del alma inicia por sí mismo, a la vez que completa y consuma, un ciclo de introspección e iniciación espiritual. En este mes se contiene la Orden de combate por la Fe, el seguimiento del Profeta de Allah (PBd) hasta Badr, y la asunción del Decreto divino, el martirio anunciado y asumido de Imam ‘Ali (P) en su postrera oración de Kufa. Es el mes de La Noche, la única y eterna noche del Creador; aquella ocasión recóndita y primordial en que remite a Sus ángeles, potencias protectoras y guías, y a Su Espíritu, noble afianzador de todo lo que es creado y contingente. A causa de ella, bendita vigilia, este tiempo es de Paz, la Armonía que sólo puede proceder del Origen necesario y cierto. 

La intención editora de esta Biblioteca, con todo ello, ha sido aportar a los creyentes de lengua hispana un breve instrumento para el recreo y la conmemoración, una guía y acompañante en las prácticas piadosas que ese mes ofrece. Conforme al signo del auténtico Ramadán, recuérdese en sus días y noches a los combatientes y mártires, y a los alentados transmisores y conservadores de la Revelación. A los creyentes de todos los lugares y tiempos que ayunaron y celebraron esta Orden en la esperanza de cumplir ante la Divina Complacencia. La Paz de Allah para con todos Ustedes. Sean Sus bendiciones con el Profeta Muhammad (PBd) y su Familia Pura (P), y para todos y cada uno de los creyentes de buena voluntad.

Del libro Ramadán

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