El Papa Francisco, jefe de la Iglesia Católica, ha escrito una carta al destacado clérigo musulmán chií de Iraq, el Gran Ayatolá Ali al-Sistani, elogiando su compromiso de preservar la unidad en Iraq y alabando también su encuentro cara a cara hace dos años.
El 8 de marzo de 2021, el pontífice se reunió con el líder espiritual de los chiíes iraquíes durante su visita sin precedentes al país árabe en lo que se considera una reunión interreligiosa histórica.
El Papa Francisco se dirigió al ayatolá Sistani como su “querido hermano” en la carta y describió la reunión como “un hito en el camino del diálogo interreligioso y la comprensión entre los pueblos”.
El Papa también elogió al máximo clérigo por “su compromiso con los que sufrieron persecución, preservando la santidad de la vida y la importancia de la unidad del pueblo iraquí”.
La carta, que fue publicada por la Oficina de Prensa de la Santa Sede el martes de la pasada semana, también fue enviada para abordar una conferencia en Nayaf titulada “Católicos y chiíes frente al futuro” celebrada con motivo del segundo aniversario de la visita del Papa Francisco a Iraq. El evento, celebrado del 8 al 10 de marzo, fue organizado por la Comunidad de Sant’Egidio y el Instituto Al-Jui de Nayaf y contó con la presencia de varios líderes religiosos chiíes y cristianos.
“La colaboración y la amistad entre creyentes de diferentes religiones son indispensables para cultivar no sólo la estima mutua, sino sobre todo esa concordia que contribuye al bien de la humanidad, como nos enseña la historia reciente de Iraq”, escribió el Papa.
Según el pontífice, las comunidades basadas en la fe deben ser “un lugar privilegiado de comunión y un símbolo de convivencia pacífica, en el que invocamos al Creador de todo, por un futuro de unidad en la tierra”.
Señaló que “el respeto a la dignidad y los derechos de toda persona y de toda comunidad, en especial la libertad de culto, de pensamiento y de expresión, es fuente de serenidad personal y social y de armonía entre los pueblos”.
En consecuencia, los líderes religiosos tienen el deber de “animar a quienes tienen responsabilidades en la sociedad civil a trabajar para afirmar una cultura basada en la justicia y la paz, promoviendo acciones políticas que protejan los derechos fundamentales de cada persona”, agregó el pontífice.
“Es fundamental que la familia humana redescubra el sentido de la fraternidad y de la acogida recíproca, como respuesta concreta a los desafíos de hoy”, prosiguió el Papa, expresando su deseo de que juntos, cristianos y musulmanes, sean siempre “testigos de la verdad, el amor y la esperanza en un mundo marcado por numerosos conflictos y, por lo tanto, necesitado de compasión y sanación”.
Durante la reunión de marzo de 2021, el Gran Ayatolá Sistani señaló el papel de la creencia en Dios y el compromiso con los altos valores morales para superar los desafíos que enfrenta el mundo actual, incluida la injusticia, la opresión, la pobreza, la persecución religiosa, la represión de las libertades fundamentales y las guerras.