En cierta ocasión, mi padre, el Profeta, llegó a mi casa justamente cuando me disponía a dormir. Entonces me dijo: “¡Fátima! No duermas jamás sin antes realizar las siguientes cuatro prácticas:
“Completar la lectura del Sagrado Corán, convertir a los Profetas (P.) en tus intercesores, contentar a los creyentes y realizar Hayy (Peregrinación Mayor) y ‘Umrah (Peregrinación Menor).
Luego comenzó a orar. Esperé a que concluyera y le dije: “¡Oh, Enviado de Dios!, me has aconsejado cuatro prácticas imposibles de concretar”. Muhammad sonrió y me explicó:
“Cuando recites tres veces la Sura Al-Ijlas, habrás completado la lectura del Sagrado Corán; cuando envíes tus saludos a mí y a los Profetas que me precedieron, Allahumma salli ‘ala Muhammadin wa Alihit taiibinat tahirin, Allahumma salli ‘alal anbia’i wal mursalin ¡Oh Dios, bendice a Muhammad y a su Descendencia, Inmaculada, Purificada! ¡Oh Dios, bendice a los Profetas y Enviados-, nos habrás convertido en tus intercesores en el Día del Juicio; cuando pidas el perdón por los creyentes, Allahumma igfir lil mu’minina wal mu’minat wal muslimina ual mu’minat ual muslimina wal muslimat al ‘ahia’i minhum ual amuat ¡Oh Dios, perdona a los creyentes y a las creyentes, a los musulmanes y a las musulmanas, de entre los vivos y los muertos- habrás obtenido su contento y cuando digas: Subhanallah ual hamdulillah ua la ilaha illa allah ua Allahu Akbar -Glorificado sea Dios, Alabado sea Dios, No hay dios sino Dios, Dios es el más Grande- entonces habrás concretado el Hayy y el ‘Umrah”.