El hombre es un ser proyectado en tres principales dimensiones: corporal mental y espiritual. Por lo tanto la existencia del ser humano requiere de la saciedad o por lo menos una respuesta mesurada a estas tres necesidades. Sin lugar a dudas entre estos tres pilares de la estructura humana destacan lo espiritual y mental que forman la piedra angular sobre la que descansa el mayor peso de la existencia del ser humano.
En virtud de esta obvia realidad, tanto desde la óptica puramente racional como desde la perspectiva de los mensajes celestiales el hombre se ve guiado por su condición humana, a buscar la senda que le propicie conseguir cierto grado de perfección. Hasta aquí puedo sostener que hay unanimidad entre todos los miembros de la humanidad, independientemente de sus convicciones, porque al fin y al cabo el término perfección se encuentra sujeto a diferentes interpretaciones moldeadas por la ideología o religión con que cada uno se identifica.
Desde el punto de vista ético/espiritual la perfección se consigue, básicamente, cuando se toman las riendas del ego, cuando se alcanza el autocontrol, cuando se practica el desapego, cuando se disciplina el alma y se adiestran los sentidos. Esa es la conducta que contempla la mayoría dentro de este ámbito. Pero ¿acaso es suficiente contentarnos con esta parte en detrimento del campo de la razón para alcanzar la perfección?
Antes de responder a esta pregunta cabe señalar que todas las religiones monoteístas coinciden en gran parte en estas prácticas aunque con matices y particularidades de algunas respecto de otras. Cosa que no nos incumbe detallar en esta intervención.
Si consultamos el Corán, los Hadices del Profeta (P) y los dichos de los Imames de Ahlul bait(P) veremos el inmenso terreno que ocupa el tema de la razón. A penas hay versículos coránicos en los que no se menciona la jerarquía de la razón y su importancia en la elevación del ser humano a grandes escalas de la perfección.
Evidentemente con esta concisa aclaración quisiera delimitar el terreno del despegue en busca de la perfección desde el punto de vista coránico.
¿Qué es el misticismo?
Anteriormente hemos hablado de ejercicios del alma, abstenciones y privaciones que acotan la libertad de los deseos placenteros, restricciones de las necesidades corporales y una serie de prácticas en beneficio del alma. Pues a ese estado sobre todo cuando se manifiesta, en grados fuera de lo común, es a lo que llamamos tradicionalmente misticismo. Digo tradicionalmente porque al hablar del misticismo en el Islam hace falta, antes que nada, registrar una serie de observaciones acerca del concepto mismo, antes de adentrarnos en sus instrumentos y por consiguiente desvelar sus características y sus objetivos.
En realidad siempre que se menciona el misticismo islámico en occidente se concibe como sinónimo de Sufismo/Tasaúf y por ende la mente occidental se ve conducida a un campo reducido, un aspecto que muestra cierta particularidad asociada a una mera forma de purificarse a través del aislamiento y el desarrollo de una vida monástica.
La mística en el Islam, es un campo más amplio que el terreno del Sufismo, es lo que se llama en árabe:’Irfán, sustantivo que tiene su raíz en el verbo:’Arafa conocer y también se le llama: Gnosis o gnosticismo. Por lo tanto la gnosis es una doctrina de conocimiento que se añade a las demás tendencias existentes para conseguir el conocimiento como por ejemplo el racionalismo, el empirismo o el simple conocimiento por medio de los sentidos. Es un método que compagina lo intelectual con lo espiritual.
Diferencia entre Gnosis y Sufismo
La mejor y correcta diferencia que podemos subrayar en este tema es la que nos propicia el Shaij Mutahari (gnóstico, sabio del islam y filósofo ):”La gnosis es una de las ciencias que se formó y se desarrolló en el seno de la cultura islámica”(1). Con esta aclaración se da por sentado que el origen del misticismo arranca del suelo del islam a diferencia de algunos islamólogos que defienden que la mística no es auténtica del Islam, sino que provenía de otras culturas.
“Los místicos (gnósticos), añade Mutahari, son distintos de los demás grupos culturales como los exégetas, los juristas, los teólogos, los filósofos”. Porque al mismo tiempo que son una clase cultural también han formado un grupo social. Finaliza Mutahari diciendo: “Cuando se habla de los gnósticos como un grupo cultural, se los llama Místicos, mientras que cuando se habla de ellos como un grupo o clase social generalmente se los llama Sufis /Mutasauifa.(2)
Cabe señalar también que el principio del Sufismo tuvo lugar en el mundo islámico en el segundo siglo de la hégira gracias al sometimiento a los textos religiosos que animan al musulmán al desapego y la dedicación a la adoración y la obediencia a Dios. Podríamos decir que la gnosis apareció en sus comienzos como movimiento sufí con el fin de purgar el alma y purificar el corazón alejándose de los placeres mundanos. Luego más tarde adquirió su estructura completa basada en su teoría acerca de Dios, el hombre y el universo. Entonces la diferencia principal entre gnosis/’Irfan y Sufismo/Tasauf radica en dos pilares:
1) Gnosis y Sufismo se conciben como sinónimos cuando en realidad no son idénticos sino similares y semejantes. Esto es, el sufismo es la expresión de la dimensión social del gnosticismo.
2) El ‘Irfan o Gnosis prepondera sobre el sufismo, porque al igual que se interesa por la interioridad del hombre y su perfección en su dimensión práctica, también se caracteriza por su dimensión teórica en la que expone su cosmovisión acerca de Dios, el hombre y el universo. Y si a eso añadimos la naturaleza de las herramientas de que se vale el gnosticismo en su dimensión teórica nos percatamos del panorama global bien estructurado que presenta la gnosis frente al Sufismo.
En dos palabras, todo gnóstico es sufí pero un sufí no es necesariamente gnóstico. Quizás a eso se refiere el gran gnóstico Avicena cuando diferencia entre asceta devoto y gnóstico: “Asceta es el que se aparta de las delicias mundanas mientras que quien muestra asiduidad en las prácticas de adoración como la oración y ayuno es adorador. Pero quien se dedica a fijar su pensamiento en el mundo de la santidad esperando a que la luz de la verdad se refleje en su interioridad ése es gnóstico”.(3)
Concretando, la gnosis/Ìrfan es una escuela íntegra que posee un programa metódico que tiene una parte teórica y otra práctica, combinada entre la espiritualidad y la racionalidad. Comparte parcelas con el sufismo, interactúa con la filosofía y atesora caracteres éticos.
A fin de cuentas la gnosis/Irfán no es ni sufismo (comúnmente conocido) ni simples prácticas éticas ni doctrina filosófica sino que es una convergencia de las tres vertientes. Por ende estamos ante una estructuración bien vertebrada que nació como un mero fenómeno que centraba su atención en ejercicios de refinamiento y la disciplina del alma pero luego se cristalizó en una escuela bien distinguida por la Wilaya o primacía y preponderancia de los Imames de Ahlul Bait.
El hombre es un ser proyectado en tres principales dimensiones: corporal mental y espiritual. Por lo tanto la existencia del ser humano requiere de la saciedad o por lo menos una respuesta mesurada a estas tres necesidades. Sin lugar a dudas entre estos tres pilares de la estructura humana destacan lo espiritual y mental que forman la piedra angular sobre la que descansa el mayor peso de la existencia del ser humano.
En virtud de esta obvia realidad, tanto desde la óptica puramente racional como desde la perspectiva de los mensajes celestiales el hombre se ve guiado por su condición humana, a buscar la senda que le propicie conseguir cierto grado de perfección. Hasta aquí puedo sostener que hay unanimidad entre todos los miembros de la humanidad, independientemente de sus convicciones, porque al fin y al cabo el término perfección se encuentra sujeto a diferentes interpretaciones moldeadas por la ideología o religión con que cada uno se identifica.
Desde el punto de vista ético/espiritual la perfección se consigue, básicamente, cuando se toman las riendas del ego, cuando se alcanza el autocontrol, cuando se practica el desapego, cuando se disciplina el alma y se adiestran los sentidos. Esa es la conducta que contempla la mayoría dentro de este ámbito. Pero ¿acaso es suficiente contentarnos con esta parte en detrimento del campo de la razón para alcanzar la perfección?
Antes de responder a esta pregunta cabe señalar que todas las religiones monoteístas coinciden en gran parte en estas prácticas aunque con matices y particularidades de algunas respecto de otras. Cosa que no nos incumbe detallar en esta intervención.
Si consultamos el Corán, los Hadices del Profeta (P) y los dichos de los Imames de Ahlul bait(P) veremos el inmenso terreno que ocupa el tema de la razón. A penas hay versículos coránicos en los que no se menciona la jerarquía de la razón y su importancia en la elevación del ser humano a grandes escalas de la perfección.
Evidentemente con esta concisa aclaración quisiera delimitar el terreno del despegue en busca de la perfección desde el punto de vista coránico.Gnosis y filosofía Divina
De igual modo que la filosofía islámica procura darnos unas explicaciones acerca de la existencia, la gnosis también tiene sus aportaciones en este dominio pero cada disciplina se caracteriza por los medios que la distingue de la otra. Sin entrar en detalles, la diferencia fundamental que distingue las dos perspectivas es que la filosofía islámica nos presenta una doble concepción sobre la existencia: Ser Necesario y ser contingente. En cambio según el gnóstico solo hay una existencia, la de Dios y cualquier otro fenómeno es un simple espejo que refleja la belleza de la Unicidad.
Características de la gnosis en la escuela de Ahlul Bait(P)
1) Considera a Dios su eje principal porque sin Él la gnosis cae en la vanidad.
2) La Wilaya es decir la primacía de un hombre perfecto inmaculado que representa la continuación del Profeta en todas las épocas. El Imam Al Mahdi desempeña este papel desde el fallecimiento de su padre el Imam Al ‘Askari.Por lo tanto la plenitud del ‘Irfán está por venir cuando reaparezca el duodécimo Imam. Osea el Profeta representa en su época el exponente de la gnosis y el Imam Al Mahdi en la actualidad simboliza el auge en esta materia.
3) Acatar las órdenes de la Shari ‘a porque todo el movimiento de la gnosis se desarrolla dentro del marco de las leyes islámicas.
4) La racionalidad. Esta es quizás la característica más relevante que diferencia la gnosis del Sufismo porque el gnóstico se vale, por una parte, de su corazón para conseguir la verdad y el conocimiento y por otra de su razón para poder transmitir a los demás sus vivencias basándose en argumentos racionales.
En líneas generales cabe destacar que el sufismo es un fenómeno que ha crecido en el mundo Sunni en forma de cofradías que consideran al Imam ‘Ali su polo y referencia, mientras que la gnosis es inherente al mundo shii sin necesidad de manifestar agrupación ninguna ni declarar su relación con el Imam ‘Ali porque el principio del Imamato presupone la íntima relación con el Imam de cada época. Por eso en el mundo shii, no lo digo con el ánimo de sectarismo sino para enfatizar una realidad histórica y vigente todavía. Pues a lo largo de la historia aparecen figuras de gran elevación espiritual pero a la vez descollados en el campo del saber, distinguidos en el pensamiento filosófico y hasta en cierta medida líderes en el ámbito político.
Lo que une al ‘Arif/gnóstico y al Sufi
Indudablemente tanto el Sufismo como la Gnosis aspiran a conseguir la aniquilación del propio ser y su fusión en el Ser divino a través de las prácticas que caracterizan a cada tendencia.
Tal vez lo que une a los dos grupos es la pasión por alcanzar el grado sublime de la verdadera unidad y unicidad de Dios. La unicidad de Dios para ellos se distingue de la concepción que tiene el resto de los musulmanes, incluso se diferencia de la óptica que sostienen los filósofos.
Para los místicos no tiene significado la dualidad que mantienen los filósofos acerca de la existencia, es decir: la existencia de un ser necesario y un ser contingente. La unicidad para el místico es sinónimo de: nada existe excepto Dios. Para el gnóstico la definición de la unicidad corresponde a la estación final de su viaje espiritual que se traduce en la consecución de un estado elevado: No ver nada más que Dios