La Fundación Alulbeyt España, junto con la Delegación de Relaciones Interconfesionales del Arzobispado de Madrid, organizaron la Mesa redonda “Globalización y migraciones: Una perspectiva islámica y cristiana”, moderada por Manuel Barrios, director de Relaciones Interconfesionales en la Conferencia Episcopal Española, y Yusuf Fernández, responsable de actividades de la Fundación.
El evento generó interés sobre un tema que está presente cada día en los medios de comunicación y que suscita posiciones encontradas.
Analizándolo desde una perspectiva de la religión católica e islámica, tuvimos la fortuna de contar con la presencia de José Luis Pinilla Martín, director de migraciones en la Conferencia Episcopal, Tiscar Espigares, Responsable de la Comunidad Sant’ Egidio de Madrid. Además, estuvieron presentes Wissam Tarhini, profesor de la Hausa de Nayaf (Iraq) y Sheij Ibrahim Amal, responsable de temas religiosos de la Fundación.
José Luis Pinilla consideró que la cuestión de los refugiados es un problema de calado político. Citó los tres extranjeros que llegaron a casa de Abraham, en busca de hospitalidad, y señaló la dicha de acoger al migrante y de sentirnos plenamente identificados con él, por el conocimiento que aportan y los caminos insospechados que se abren en un intercambio de naturaleza angelical.
Tal y como manifiestan diferentes versos bíblicos: “El que a vosotros acoge, me acoge a mí” (Mateo 10:40), o “Fui extranjero y me acogisteis” (Mateo 25,35). No os olvidéis de mostrar hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles (Hebreos 13:2). Y es que una de las virtudes de Abraham era la hospitalidad.
Señaló un hecho y una señal importante para el mundo la llegada a Roma de varios refugiados, recibidos por el Papa Francisco, en un viaje de ida y vuelta a través del Mediterráneo, en frágiles lanchas neumáticas y a merced de explotadores, en medio de un ambiente de rechazo e intimidación.
Por otro lado, Tiscar Espigares puso de relevancia la buena sintonía de la comunidad Sant’s Egidio con los chiíes, con los que ya coincidieron en otros eventos y encuentros a nivel internacional, y puso como ejemplo los corredores humanitarios en los que ha participado la comunidad Sant Egidio y cuyo objetivo es el evitar los peligrosísimos viajes por el Mediterráneo. Espigares consideró que el mundo moderno y la creciente interacción es una oportunidad para defender la dignidad de los inmigrantes y la aportación y la diversidad de las diferentes culturas ya imprescindibles en las sociedades modernas.
Respecto a la exposición presentada por la parte musulmana, ambos ponentes señalaron el conocido versículo de la sura de las Mujeres (Sura de las mujeres, 97-100).
A los que se lleven los ángeles habiendo sido injustos consigo mismos les dirán: ¿En qué se os fue la vida?
Responderán: Estábamos oprimidos en la tierra.
Les dirán: ¿Acaso no era la tierra de Allah lo suficientemente extensa como para emigrar? Esos tendrán por morada Yahannam. ¡Qué mal fin!
A menos que se trate de hombres, mujeres y niños imposibilitados, que carezcan de recursos y no sepan cómo hacerlo.
A éstos Allah los disculpa. Allah es Indulgente, Perdonador.
La conocida emigración de los musulmanes a Abisinia en los primeros tiempos del Islam fue otro de los temas abordados. Después de que fueran perseguidos, se dirigieron hacia un rey cristiano tenido por justo. Porque lo que se desea es dignidad y justicia, y en este caso la encontraron en un reino donde podían practicar con libertad su religión.
Los ponentes no hicieron diferencias entre los inmigrantes, y se llamó la atención entre aquellas personas consideradas como «de primera o segunda categoría», que por haber nacido en un determinado país, dejan de ser noticia, mientras están sufriendo de igual modo, como en República Centroafricana, en contraposición al drama de Siria, que sí que está teniendo enorme repercusión internacional.
Wissam Tarhini valoró la labor del Ayatollah Sistani, quien viene trabajando desde antes de la guerra por la protección de las minorías religiosas, bien sean sabeos, cristianos, chiíes, yazidíes o sunies.»La huída de los cristianos» podría empobrecer a la sociedad iraquí, llegó a decir Sistani.
En definitiva, tal y como el Sr Ibrahim señaló, tanto el hombre como la migración son «dos almas gemelas» y una de las características claves del espíritu humano.
A quienes han emigrado por Dios, después de haber sido tratados injustamente, hemos de procurarles un biena situación en la vida de acá, pero la recompensa de la otra será mayor aún. Si supieran… (Qurán 16:41)
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